Redacción/Agencias
La pandemia por coronavirus no ha hecho distingo de clases sociales, ha tocado a la puerta de pobres y ricos, dejando llanto y dolor en cada familia; pareciera que el letal virus trata de aniquilar a las familias por completo, dividiendo aquí en la tierra, pero uniendo allá en el cielo.
Tal es el caso de la familia Zúñiga Castellanos, apreciada por los comalcalquenses y sus alrededores, donde sus hijos hace apenas unos días lloraban el deceso de su amada madre la maestra Conchita Castellanos, quien a lo lejos esperaba sonriente para acudir al llamado del Padre, pero lo haría con uno de ellos.
No cabe duda que el amor de madre es infinito y por ello decidió partir a la vida eterna con el fiestero y bullanguero, alegre, amante de la playa y de los vehículos 4×4 de su amado hijo el empresario Alejandro. Aquel que logró cosechar decenas de amistades, gracias a su carisma y humanismo; que a pesar de su muerte sigue viviendo en el corazón de quienes también lo vieron como un hermano.